Alrededor de dos terceras partes del beneficio de las entidades españolas provienen de sus negocios en el extranjero. Mantener independencia entre sus divisiones regionales les ha permitido compensar dificultades a nivel local. Sin embargo, esta apertura al exterior está afectando a sus cotizaciones, ante el temor de los inversores a una recesión global.
Una de las primeras decisiones de Banco Santander tras absorber Banesto en diciembre de 2012 fue romper el contrato de patrocinio que ligaba a esta última entidad con la Selección Española de fútbol.
Santander perseguía con ello desvincularse de la imagen de banco español y que la alianza no perjudicara a los intereses comerciales del grupo en el resto de países donde estaba presente. Especialmente en Brasil, que acogía la vigésima edición de la Copa Mundial de Fútbol y era uno de los países clave para el negocio -a finales de 2015 el 19% de los beneficios de la entidad presidida por Ana Patricia Botín provenía de Brasil frente al 12% que aporta el negocio local, de acuerdo con el informe financiero del grupo-.
A nivel de negocio la estrategia de Santander ha seguido el mismo patrón en las últimas décadas: potenciar su imagen de banco internacional frente a la de entidad de origen español. Estrategia que también ha influido año tras año ampliamente en sus resultados.
En los peores años de la crisis que inició España en 2007, los beneficios de la multinacional apenas se resintieron al mantener independencia en cada una de sus divisiones.
El año pasado, 7.762 millones del beneficio de las cotizados se generaron fuera de España
Mientras que los grupos españoles de menor tamaño acumulaban pérdidas como consecuencia de su alta exposición al ladrillo, las grandes entidades españolas se sirvieron de su apertura exterior para conseguir una diversificación del negocio que compensase las dificultades locales reflejadas en sus cuentas de resultados.
A cierre de 2015 el 66% del beneficio de las entidades cotizadas españolas provenía de su actividad fuera de España. En conjunto, obtuvieron 7.762 millones de euros de beneficio, frente a los 3.889 millones que generaron con su negocio español.
Ya durante los últimos meses del año pasado, la banca protagonizó diferentes operaciones encaminadas a intensificar su negocio internacional, y todo apunta a que el porcentaje se incrementará a lo largo del presente ejercicio. Entre las últimas operaciones destacan las de Santander adquiriendo parte del portugués Banif, o las protagonizadas por el BBVA, como el aumento de su participación en el turco Garanti, o la compra de cerca del 30% de Atom que le ha servido como puerta de entrada al mercado británico.
Precisamente son estos dos bancos los que han liderado la internacionalización de la banca española durante las últimas décadas y aún continúan haciéndolo. El 88% de sus beneficios procede de sus negocios internacionales. Santander tiene en Reino Unido su mayor baluarte -contribuye con un 23% al beneficio total-. Mientras, el banco liderado por Francisco González consigue en México su mayor rendimiento. Es el país que más aporta a su beneficio atribuido -2.090 millones de euros en 2015, un 46,1% del total de las áreas de negocio-. La actividad bancaria de BBVA en España representó un 23,1% del beneficio total del negocio.
El 88% de los resultados de Santander y BBVA procede de su negocio internacional
Según el informe Posición internacional de la empresa cotizada española, elaborado conjuntamente por Bolsas y Mercados Españoles (BME) y Telefónica, Banco Santander ocupa la segunda posición en el sector bancario europeo y la octava en el mundo. Le sigue como banco español BBVA, que ocupa la quinta en Europa y la 18ª a nivel global.
Hay que irse más lejos en la tabla para encontrar al resto de los bancos españoles, cuyo negocio internacional es considerablemente menor. Banco Sabadell es otra de las entidades que confía en la internacionalización como forma de diversificación. Con la adquisición del británico TSB, su cuota en el exterior asciende ya hasta el 25,1% y ahora ha fijado su punto de mira en México.
Por otra parte, la escasa presencia internacional de Banco Popular (14%), junto con su alta dependencia del negocio bancario tradicional, están afectando a su rentabilidad sobre el capital (0,83%) y al margen de intereses de la entidad, que cayó en 2015 un 3,4%. Por su parte, CaixaBank, que no cuantifica la aportación de su negocio internacional al beneficio total, destaca por ser de las grandes entidades con mayor foco en el mercado local.
Temor de los inversores a una recesión global
Sin embargo, de la misma manera que la internacionalización sirvió a los grandes bancos nacionales para capear el temporal español, también se ha vuelto en su contra cuando la economía global atraviesa periodos de cierta turbulencia, como ocurre en la situación actual.
Las cada vez mayores presiones regulatorias complican el salto de la banca a otros mercados
A lo que también ha afectado la internacionalización de los grandes grupos, durante los últimos meses, es a su cotización. Algunos inversores (sobre todo con intereses cortoplacistas) temen que una posible desaceleración de la economía mundial afecte a los valores, de manera que los bancos sin exposición al exterior sirven de refugio para ellos.
Los temores a una desaceleración no son una preocupación exclusiva de la banca española, sino que las cada vez mayores presiones regulatorias hacen más complicado dar el salto a otros países. Un ejemplo de ello es Barclays, que ha optado por abandonar el negocio en algunos países como España, Portugal o Italia.
La digitalización es otra de las variables que está pesando en los criterios de diversificación regional del sector. Recientemente, el presidente de BBVA descartó operaciones en el corto plazo con bancos físicos para entrar en nuevos mercados. Sin embargo, el mes pasado adquirió la finlandesa tecnológica Holvi, que desarrolla servicios bancarios online.
SANDRA SÁNCHEZ
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