Escaldada por las ayudas millonarias precisadas por socios europeos como Grecia, España o Italia, Holanda ha decidido atar corto a los banqueros patrios. A partir de ahora, firmarán un código deontológico vinculante que regulará su integridad y forma de trabajo. Si lo vulneran, serán sancionados. El mensaje es simple: “Si Europa funciona, nosotros también. Pero todos debemos sacar al país de la crisis”, según reza el texto del acuerdo, titulado Tendiendo puentes.
En su asalto a la banca, el nuevo Ejecutivo vigilará también los movimientos de los ejecutivos encargados de grandes transacciones. No podrán vender productos dudosos, ya sean hipotecas o créditos, a clientes que obtendrían poco o ningún beneficio. Las bonificaciones de los directivos no superarán el 20% del salario percibido, y se han acabado los contratos blindados. El paro será, el primer año, de un 70% del sueldo percibido. El segundo pasará al salario mínimo. Después se calcularán los bienes y gastos del desempleado. Las medidas han llegado envueltas en un llamamiento a la unión bancaria europea, que piden “lo antes posible”, junto con el refuerzo del control monetario por parte de la UE.
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