Isidro Fainé tiene claro qué quiere hacer, pero no ha informado aún de su decisión porque está pendiente de que el Banco Central Europeo (BCE) dé su visto bueno a quien ocupe su puesto de presidente en el banco CaixaBank. El perfil definido por la institución europea es de chairman, al estilo anglosajón del cargo, con lo que el futuro presidente de CaixaBank no tendría carácter ejecutivo, y continuaría habiendo un consejero delegado, cargo actualmente desempeñado por Gonzalo Gortázar, que por tanto podría continuar en su puesto.
Si el BCE no se pronunciara antes de fin de este mes, podría aplicarse alguna fórmula transitoria, como que Isidro Fainé continuara en la presidencia de CaixaBank, y que el cargo de presidente de la Fundación Bancaria la Caixa fuera ejercido por el vicepresidente de la fundación.
La legislación española, impuesta por la Comisión Europea como una de las condiciones para financiar con dinero europeo el rescate de una parte del sistema financiero español, ya que el Tesoro no tenía capacidad para endeudarse en aquellos momentos, exige la absoluta separación entre los cargos ejecutivos de los bancos surgidos de las antiguas cajas de ahorros y de las fundaciones bancarias en que se convirtieron esas cajas y que en algunos casos mantienen el control sobre los nuevos bancos.
El plazo para que se haga realidad esta separación absoluta termina a finales de mes y en dos de las tres instituciones en que debían separarse ya se conoce cómo se hará. En Ibercaja, Amado Franco optó por mantenerse en la presidencia del banco de ese nombre, y en Unicaja, Braulio Medel decidió pasarse a la fundación y abandonar el banco.
CONTROL DEL GRUPO
Isidro Fainé tiene decidido desde hace tiempo que su sitio está al frente de laFundación Bancaria la Caixa, desde la que seguirá influyendo de manera decisiva sobre Criteria, el hólding del que penden tanto las participaciones industriales del grupo (Gas Natural y Abertia sobre todo) como la participación mayoritaria que todavía tiene de CaixaBank, donde aún se contabilizan las participaciones que el grupo conserva en Telefónica y en Repsol.
A pesar de tener claro qué piensa que es mejor para el grupo, Isidro Fainé no ha podido hacer pública su decisión porque, al menos hasta hace unos días, no había recibido contestación por parte de las autoridades supervisoras europeas sobre la idoneidad de quien será su sucesor al frente de CaixaBank. Y ello es así no porque pueda existir algún problema acerca del mismo sino porque, como han reconocido las propias autoridades europeas, han tenido un relativo atasco como consecuencia de un importante volumen de expedientes de revisión de idoneidad de los candidatos para formar parte de los órganos de control y de gestión de las autoridades significativas sobre las que tienen poder de decisión.
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