La banca española está viviendo la mayor transformación de su historia, y los empleados de este estable sector lo están constatando en primera persona. Desde que arrancó el baile de fusiones, a inicios del 2009, cajas y bancos (sobre todo las primeras) han recortado cerca de 33.000 puestos de trabajo, sumando los datos oficiales del Banco de España (que cuenta hasta el 2011) y las estimaciones de los sindicatos durante el 2012. Supone que cada día se van a la calle, bien despedidos, bien prejubilados, 25 trabajadores. Es un golpe notable a la economía española que impacta en otros sectores.
Desde que en el 2008 se tocó techo, con más de 270.000 trabajadores en el sector, la curva ha ido cuesta abajo, de forma frenética, y no se advierte fin al menos hasta el 2017. Hasta esa fecha, además de esos 40.000 puestos recortados, está previsto amortizar otros 15.000 empleos. Se regresaría a niveles previos a los años ochenta, con apenas 227.0000 puestos operativos.
El grueso de ese ajuste entre el 2009 y el 2012 lo han hecho diez entidades, todas cajas tras procesos de fusión. Entidades hoy convertidas en banco (Bankia, Novagalicia, BMN...) o desaparecidas (CAM, Unnim, Banca Cívica...). Y todas ellas auxiliadas con fondos públicos, y entre las que destaca el caso de NCG. Es la empresa que ha ejecutado, porcentualmente, una mayor concentración de plantilla: desde su nacimiento en diciembre del 2010 (entonces como Novacaixagalicia), se han ido casi 2.000 empleados en tres ERE diferentes. Es un ajuste del 23?% en apenas 24 meses. Es dos puntos más que otras nacionalizadas; y el doble que el resto de sus competidores. Ahora se plantea otro drástico recorte (2.250 puestos hasta el 2017). Por ello la plantilla está llamada mañana a un paro entre las 12 y las 12.30 horas. En esa media hora el personal abandonará la oficina y se concentrará en la puerta repartiendo folletos en los que se explican sus motivos: desde el nuevo ERE hasta la «dura e inmoral» quita a las preferentes, el fin de la obra social, el cierre de oficinas en el rural o la venta de la participación en empresas.
NCG (Novagalicia, en su marca comercial) no es un caso aislado. Bankia planea 6.000 despidos, Caja España-Duero otros 1.500, BMN y Banco de Valencia casi 900 cada uno... Todos ellos impuestos por el dinero que recibirán de Bruselas, que obliga a cerrar oficinas y reconducir el negocio hacia sus territorios de origen, olvidando experimentos y expansiones.
Aunque los ajustes no son cosa exclusiva de las cajas. En el 2012 la alianza entre Pastor y Popular llevó a recortar unos 400 puestos. Y para este 2013 está previsto un buen tajo a las plantillas de Santander y Banesto por la desaparición de esta última.
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