Desde que en el 2008 se tocó techo, con más de 270.000 trabajadores en el sector, la curva ha ido cuesta abajo, de forma frenética, y no se advierte fin al menos hasta el 2017. Hasta esa fecha, además de esos 40.000 puestos recortados, está previsto amortizar otros 15.000 empleos. Se regresaría a niveles previos a los años ochenta, con apenas 227.0000 puestos operativos.
El grueso de ese ajuste entre el 2009 y el 2012 lo han hecho diez entidades, todas cajas tras procesos de fusión. Entidades hoy convertidas en banco (Bankia, Novagalicia, BMN...) o desaparecidas (CAM, Unnim, Banca Cívica...). Y todas ellas auxiliadas con fondos públicos, y entre las que destaca el caso de NCG. Es la empresa que ha ejecutado, porcentualmente, una mayor concentración de plantilla: desde su nacimiento en diciembre del 2010 (entonces como Novacaixagalicia), se han ido casi 2.000 empleados en tres ERE diferentes. Es un ajuste del 23?% en apenas 24 meses. Es dos puntos más que otras nacionalizadas; y el doble que el resto de sus competidores. Ahora se plantea otro drástico recorte (2.250 puestos hasta el 2017). Por ello la plantilla está llamada mañana a un paro entre las 12 y las 12.30 horas. En esa media hora el personal abandonará la oficina y se concentrará en la puerta repartiendo folletos en los que se explican sus motivos: desde el nuevo ERE hasta la «dura e inmoral» quita a las preferentes, el fin de la obra social, el cierre de oficinas en el rural o la venta de la participación en empresas.
Aunque los ajustes no son cosa exclusiva de las cajas. En el 2012 la alianza entre Pastor y Popular llevó a recortar unos 400 puestos. Y para este 2013 está previsto un buen tajo a las plantillas de Santander y Banesto por la desaparición de esta última.
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