sábado, 11 de abril de 2015

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675 Millones de Obra social


  • Entre el Psoe y el PP las mataron y ellas solas se murieron.
  • Las únicas cajas de ahorros que aún funcionan como tales son Caixa Ontinyent y Caixa Pollença.
  • El resto del sector está compuesto por 34 fundaciones, de las que 18 son ordinarias y 14 son bancarias.
  • El futuro no pinta bien: si la obra social pasa a depender únicamente de los dividendos de los grupos bancarios, su dotación se verá reducida a la mínima expresión.
Lo han conseguido. Entre el Psoe y el PP se han cargado las cajas de ahorros, ese gran invento de la Iglesia católica que, a diferencia de los bancos, huían de la especulación y la usura. Ahora, encima, se las culpa de ser las causantes de la crisis financiera. Increíble.
Una cosa está clara: junto a la desaparición de las cajas de ahorros desaparece su obra social. Ojo al dato: en 2009 -ya estábamos sumidos en la crisis-, la obra social de las cajas de ahorros alcanzaba un total de 1.637 millones de euros. Cinco años después, en 2014, esa cantidad se ha reducido hasta los 675 millones, según el nuevo mapa de fundaciones, publicado por Funcas y la Ceca. Y de esos 675 millones, 500 corresponden a la Caixa.
Las únicas cajas de ahorros que siguen funcionando como tales, es decir, que mantienen su naturaleza y estructura, son la levantina Caixa Ontinyent y Caixa Pollença, de las islas Baleares. En 2010 había 45 cajas en España.
El resto del sector está compuesto por 34 fundaciones de las que 18 -el 53%- son ordinarias y otras 14 -el 41%- son bancarias. El mapa se completa con dos entidades en situación transitoria: una se mantiene como fundación de carácter especial -Fundación Pinnae- y la otra -Fundación Ceiss- está pendiente de constitución.
En todo caso, el futuro de la obra social no pinta bien. El propio documento advierte: “Si la continuación de la Obra Social de las antiguas cajas de ahorros, ahora en manos de las fundaciones, pasa a depender únicamente del posible reparto de dividendos de los grupos bancarios de las que son accionistas, resulta previsible una preocupante disminución de los fondos para la financiación de los proyectos sociales”. Más preocupante aún será la situación de las fundaciones ordinarias con nula o escasa participación en la entidad bancaria correspondiente.
Pablo Ferrer

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