El financiero es uno de los sectores en los que más horas extra no reconocidas y por tanto sin cobrar ni cotizar se hacen. En 2015 suponían el 92% del total de horas adicionales realizadas. Sin embargo, varias sentencias judiciales han puesto coto a esa práctica tradicional en bancos y aseguradoras. La Audiencia Nacional ha condenado a Bankia y a Abanca a fijar un sistema para registrar la jornada real de sus empleados. Y Banco Santander, para evitar el juicio, negocia ya con los sindicatos un mecanismo de control de los horarios.
El 4 de diciembre del año pasado la sala de lo Social de la Audiencia, a raíz de una denuncia sindical, condenó a Bankia a establecer un sistema que permita registrar la jornada efectiva, comprobar que los horarios pactados se cumplen y contabilizar las horas extraordinarias y comunicarlas cada mes. La entidad, según informa ya lo está desarrollando.
Los sindicatos consideran que esa sentencia ha sentado precedente y esperan otras en la misma línea. De hecho, el pasado febrero el mismo tribunal condenó en idénticos términos a Abanca, que recurrirá ante el Supremo. Ese mismo mes se celebró ante la Audiencia la vista por una demanda contra el Santander por el mismo motivo; sindicatos y entidad evitaron ir a juicio al pactar la apertura de una mesa de negociación y antes del próximo 30 de junio tendrán que acordar un sistema de registro. Y el Sabadell, tras no llegar a un acuerdo en un intento de conciliación celebrado el 16 de febrero, espera una sentencia.
Al mismo tiempo, la Inspección del Trabajo ha detectado la ausencia de sistemas de control en los bancos y que las jornadas se prolongan de manera irregular, y ha abierto actas de infracción a algunas sucursales. Los empleados del sector hicieron el año pasado 1,3 millones de horas extra a la semana; de ellas, el 92,1% no se remuneraron, según datos de la EPA. El convenio colectivo del sector de las antiguas cajas de ahorros fija una jornada anual máxima de 1.680 horas, y el de los bancos de 1.700 horas al año.
Negociación colectiva
Al obligar a las entidades a computar la jornada efectiva y por tanto reconocer las horas extra, esas sentencias judiciales abren la puerta a que los empleados reclamen el pago de esas horas adicionales. Y llegan en un momento en que patronal y sindicatos negocian los nuevos convenios para ambos sectores, y en los que los representantes de los trabajadores reclaman un control de horas para evitar esas prolongaciones de la jornada laboral .
Sin embargo, previsiblemente las entidades mostrarán su rechazo a abonar esas horas extra –como salario o días libres– o a contratar más personal para cubrir ese exceso de jornadas. Y es que los bancos han impuesto un férreo control de los costes en la red para mejorar su eficiencia y su rentabilidad. Es más, en el sector de las cajas la patronal aspira a establecer una jornada partida, como sucede en los bancos, para adaptarse a los hábitos de los clientes, algo que los sindicatos rechazan de plano.
Los bancos justifican esa falta de control por la dificultad de medir los horarios cuando los empleados tienen jornadas flexibles y porque hay personal, sobre todo los agentes comerciales y directores de oficina, que entra y sale continuamente de la sucursal para realizar su trabajo diario. Las entidades explican por otro lado que en los servicios centrales es fácilmente controlable mediante el sistema de tornos, pero que en la red comercial es más complejo.
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