En un contexto de crisis económica en el que están de moda palabras como recortes, austeridad, recesión, desempleo y precariedad, con la justificación teórica de conceptos tales como la eficiencia, la productividad, la rentabilidad y la competitividad, estamos a punto de asistir a un terremoto programado que promete transformar, cuando no destruir, buena parte de la estructura de nuestro sistema financiero. Nos lo llevan anunciando, cada vez con más insistencia, autoridades económicas y responsables de entidades financieras, que nos quieren hacer creer que no hay otro remedio para el sector, utilizando la eficiencia y la rentabilidad como pretexto para una reestructuración inevitable. Se pronostican efectos catastróficos para las personas que vivimos alrededor del sistema financiero, profesionales y clientes, en forma de destrucción de empleo, calidad y competitividad. También se puede adivinar que la recuperación de la rentabilidad no vendrá de este proceso de reestructuración sino de una subida de los ingresos de las entidades y por lo tanto de los costes soportados por sus clientes.
En este sentido nos han resultado relevantes las reflexiones, muy interesantes como siempre, del profesor José María O’Kean sobre los cambios que necesita el modelo productivo de este país para crecer y salir adelante, que también son pertinentes para el sector financiero en particular. Ha sido en el marco de los Debates Bankinter, que en esta ocasión ofrece un cara a cara entre José María O’Kean y Josu Ugarte.
El razonamiento del profesor O’Kean parte de la aplicación errónea de la ecuación de eficiencia, que mide el valor de la producción en relación a su coste: “se está primando la minimización de los costes para mantener el mismo nivel de producción, lo que lleva a mantener bajos salarios y reduce la capacidad de generar valor, mientras que lo inteligente sería buscar la manera de maximizar la producción manteniendo los mismos costes. Hay que crear el valor.”
“Un país no puede aguantar que haya un 30% de personas a las que se despide a los 6 meses, porque así nuestro sistema productivo reduce el capital humano, y capacidad de generar valor.”
“¿Para qué va a invertir en formación una empresa que despide a parte de sus trabajadores cada 6 meses?”
“Si no invierten en formación, ¿qué tecnología están usando? El lápiz y la goma, y esto no tiene ningún futuro en plena revolución tecnológica.”
“Hay que establecer un marco regulatorio que fomente las relaciones laborales de larga duración, con contratos siempre fijos y buenas condiciones salariales, con un despido razonable para todos si las empresas tienen que adaptar sus plantillas. Tenemos que intentar que las empresas formen a sus trabajadores dentro, porque ellas son las que tienen la tecnología que se está utilizando para producir, no la tienen en las universidades ni los centros de formación profesional.”
“Si la empresa forma de los trabajadores en sus horas de trabajo éstos crecen en capital humano, integran ese conocimiento en la producción y son capaces de generar más valor y por lo tanto mejoran sus salarios. Una empresa que tiene un trabajador que le aporta valor no lo despide, siempre lo querrá retener. Y cuando el trabajador ve que ya no puede crecer más en la empresa saldrá de está por iniciativa propia sin que sea necesario despedirlo.”
“Tenemos que cambiar esa visión anticuada del sistema productivo, la dialéctica de los trabajadores contra los empresarios, y tener una visión moderna de modelo de empresa y modelo productivo. Hay un montón de gente en España con comportamiento y cualificación de primer orden mundial que estaría a favor de un modelo productivo mucho más moderno. El problema es que hay otra parte que no quiere cambiar.”
“España es un país complicado en el que hacer cosas cuesta mucho trabajo, la cuestión es que los que tienen el poder de simplificar viven a costa de la complicación.”
Enrique De Juan
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